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La noche desde Altavista

En nuestro ascenso al Teide, planificamos un parada para descansar en el Refugio de Altavista, antes de acometer el último tramo de madrugada con el objetivo de hacer cumbre con la salida del Sol. Se sitúa a 3.264 metros de altura, y se nota. Las paradas para descansar durante la subida se hacen más frecuentes, pero sobre todo es al contener la respiración para realizar alguna fotografía del entorno (un acto reflejo en el que nunca  me había parado a pensar) donde la falta de oxígeno golpea, exigiéndote medir fuerzas.

El refugio, fue construido en 1892, por iniciativa de un viajero inglés, y ha sido reformado por el Cabildo Insular en 1997. El lugar se conoce como la estancia de los alemanes, ya que las espediciones alemanas del S. XIX montaban aquí el campamento en altura para descansar.  El edificio dispone de cocina y habitaciones con literas, donde compartir mesa y estancia con multitud de montañeros. Antes de dormir quisimos contemplar al cielo, sin luna, y disfrutar de una estampa única, solo posible en un lugar como este. La escasa contaminación (tanto lumínica como atmosférica) junto a la altura, permiten observar un cielo limpio, un manto negro cubierto de puntos brillantes, en tal cantidad, que se hace dificil creer que sea el mismo cielo que hemos contemplado en otras ocasiones.

Aprovechando las circunstancias favorables, decidimos enfocar al infinito y apuntar nuestras pequeñas cámaras en diferentes direcciones.  Hacia el Norte obtuvimos una gran sorpresa. Todas las estrellas que podemos ver en el cielo forman parte de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Pero también es posible distinguir otras galaxias. A simple vista son pequeñas manchas, apenas distinguibles cuando las contemplamos indirectamente. Pero una exposición prolongada con la cámara de fotos puede registrar su luz con mayor claridad. En la parte izquierda de la fotografía se aprecia un objeto ligeramente alargado, con los bordes difusos, y más brillante en el centro. Por la orientación y la época del año creemos que se trata de la galaxia espiral M-101 o galaxia del molinete, situada en los límites de la Osa Mayor. Se encuentra a una distancia de 25 millones de años luz, y tiene un tamaño aproximado de 170.000 años luz de diámetro, el doble que nuestra Vía Láctea.  En la fotografía se aprecia el núcleo y disco galáctico, pero apenas han quedado registrados sus brazos espirales que hacen de ella una de las más vistosas.

Cielo nocturno desde el refugio de Altavista

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