Esta semana nos ha sorpendido un aparente novedad geológica, que ha asaltado los medios de comunicación, incluso de masas… ¡Han encontrado un nuevo continente! Se llama Zealandia, pero ¿realmente es una chica nueva en la oficina?
Bueno, a decir verdad, la presencia de esta masa continental bajo la isla de Nueva Zelanda ya era conocida, y muchos autores han publicado trabajos al respecto (Farquhar 1906; Beggs et al. 1990; Mortimer et al. 2006; etc…) La propuesta de Zealandia como continente tampoco es nueva y se conoce desde hace 20 años, concretamente desde 1995 cuando el geofísico Bruce Luyendyk acuñó el término. La novedad es que un conjunto de autores, encabezados por Nick Mortimer, argumentan en base a diversas evidencias geológicas y geofísicas, que Zealandia no es un puzzle de fragmentos continentales parcialmente sumergidos, sino que se trata de un continente coherente, separado de otras masas continentales por aguas oceánicas, con una corteza de un espesor mucho mayor y más estable que la corteza oceánica que lo rodea, con una historia geológica y una geología propia y distintiva, y un área bien definida de 4,9 millones de kilómetros, cuyos únicos puntos por encima de nivel del mar son Nueva Caledonia y las islas Sur y Norte de Nueva Zelanda. En palabras de los autores, Zealandia ilustra como, en ocasiones, en las Ciencias Naturales lo grande y obvio puede pasar desapercibido, y concluyen que las convenciones y definiciones actualmente usadas para corteza continental, continentes y microcontinentes, no requieren modificación alguna para acomodar a Zealandia.
No tenemos duda de su encaje como corteza continental o microcontinente, ya que se trata de términos usados exclusivamante en la jerga geológica y sus definiciones, por lo tanto, son más restringidas. Pero la palabra continente se escapa de tales restricciones, es de dominio público, la usamos de manera habitual y en ella no solo se dibujan límites geográficos, sino que también separan sociedades y culturas.
Por ejemplo, la RAE define continente como cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos. Bajo esta definición Europa y Asia son claramente un solo continente, Eurasia, puesto que no existe océano que los separe. Sin embargo, todos hemos estudiado que Europa y Asia son distintos continentes. En este caso, las diferencias socioculturales entre oriente y occidente nos condicionan la visión sobre el número de continentes que conocemos.
La repercusión de la noticia puede guardar relación con ese anhelante mundo perdido que encarnaban desde la Atlántida de Platón, hasta el Mundo perdido de Arthur Conan Doyle, incluso puede que como le ocurría al profesor Challenger, sus descubrimientos sean obviados, o incluso ridiculizados por una parte de la opinión pública, por más que la ciencia nos confirme, que habíamos pasado por alto todo un continente.
Si te interesa el artículo, puedes encontrarlo en el siguiente enlace:
http://www.geosociety.org/gsatoday/archive/27/3/pdf/GSATG321A.1.pdf